Reflexión y pensamiento. Dos palabras para convertir lo irreal en realidad, por RAÚL

Lo primero de todo, aquí os dejo un sólo de piano de la película Crepúsculo; la canción es muy bonita y sirve para relajarte. Os animo a escucharla.

Hoy, 18 de marzo de 2011, a eso de las 11 de la tarde y con un día que parece más de mayo que de otra cosa en Albacete, me dispongo a hablaros de una de las cosas con la que más yo me identifico: la reflexión y el pensamiento, dos palabras que, al leerlas, pensáis en pensar, en pararte por un segundo y preguntarte a ti mismo "¿Quién soy yo?" Y no haces más que buscar una respuesta, una respuesta a tu misma pregunta. Y rápidamente van pasando por tu cabeza hechos de tu vida, hechos que hiciste esta mañana, hechos que hiciste ayer o incluso aquellas cosas que te pasaron hace unos cuantos años, o muchos, los que sean. Pero has visto toda tu vida pasar por tu mente en apenas unos segundos. Recuerdas momentos del pasado e imaginas aquellos que están por llegar. En ésto consiste la reflexión y la imaginación. En pensar, recordar. Dejar lo que estés haciendo, cerrar los ojos y tumbarte en un lugar donde el silencio le gane al ruido. Y llega el momento de adentrarte en tus sueños, en fantasear con lo utópico, con aquello que no es real; fundir las imágenes de la realidad con las que no lo son y visualizarlas en tu cerebro.

Eso es a lo que me refiero cuando hablo de reflexión. A fantasear con lo inimaginable. A ser capaz de crear un mundo donde tu seas el rey; a ser capaz de hablar con aquel famoso que admiras tanto; a ser capaz de convertirte en un gran deportista de élite; a ser capaz de transformarte en un monstruo o incluso ser un animal; a ser capaz de viajar en el tiempo; a ser capaz de estar al lado de la chica que amas o que adoras, que aunque ella ni se lo imagine, estás colado por ella.

Una parada en tu vida para revivir viejos tiempos, a personas que se fueron...

Una parada para recordar el presente....

Una parada para crear el futuro...

Cuando estás tumbado, con los ojos cerrados o mirando al techo, tratas de hacer un barrido de tus malos momentos y tratar de corregirlos para convertirlos en aquellas cosas que hubieran sido mejor si las hubieras llevado a cabo, o quizás no, quien sabe. Pero lo que con esto haces es buscar una metáfora que te ayude a comprender la vida misma, para ayudarte a ser mejor persona, ser mejor humano, sentir mejor.

Y lo mejor de todo, es que cuando terminas esa reflexión, ese fantasear con lo irreal, debes de sacar una conclusión. Después de restregarte los ojos con las manos y sí, para que me voy a engañar, alguna vez se me ha escapado sin querer una lagrimilla; después de hacer esto y reflexionar sobre lo que hemos pensado, debes pensar que eres alguien, que eres algo en esta vida, que puedes ser la mejor persona del mundo.

Porque somos capaces, con la reflexión y el pensamiento, de convertir en real la irrealidad...