El pasado 14 de mayo a eso de las nueve de la noche se celebró en la localidad alemana de Düsseldorf el festival anual de eurovisión, en el cual compitieron 25 países, aunque fueron hasta 43 los que participaron entren final y semifinales. El objetivo de cada uno de ellos estaba claro. Ganar eurovisión. Y es tarea complicada. Por unas simples razones. Siempre ocurre lo mismo.
Actualmente (y se demostró el sábado) los países del este se muestran como las potencias a batir dentro del festival.¿Y por qué son ellos los que están triunfando?
No es porque tengan mejores canciones, pues a mi parecer España también está presentando interesantes canciones a tener en cuenta, es si no porque en eurovisión todos los países hacen lo mismo. Votamos al estado vecino. Esa es la razón.
Pero de lo que realmente quería hablaros hoy es de lo que hemos hecho en nuestra vida. Tenemos que estar orgullosos de todas las cosas bonitas y no tan bonitas que hemos realizado en nuestra vida.
Aunque la mejor opción en aquella ocasión no era elegir ese recorrido, nosotros elegimos lo que más nos gustaba porque creíamos que era lo mejor para nosotros y lo que más nos iba a beneficiar; aunque fallamos en aquella situación en la que lo más fácil era acertar y las críticas nos acechaban una y otra vez, tenemos que estar firmemente convencidos de que habíamos conseguido nuestro objetivo porque eso era llegar mucho más lejos de lo que nos habíamos propuesto; aunque no tendiésemos la mano a esa persona en el peor y más complicado momento, no nos debemos comer la cabeza a preguntas y reflexiones que no llevarán a nada.
Nosotros mismos somos los únicos capaces de decidir qué y cómo hacer las cosas. Nadie nos tiene que decir que hagamos aquello o ésto, porque los únicos perjudicados son ellos. Aunque mañana estemos mal por lo que hemos hecho y la conciencia no pare de hablar en nuestro interior, ahora mejor que nunca, debemos decir aquello de "que me quiten lo bailao".
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